Vivimos tiempos confusos; Olvida las razones, olvida quién tiene la culpa, son confusos y ya está, así que trabajemos en eso. En tiempos confusos, ¿cuál sería la herramienta más necesaria? Sí, lo adivinaste, CLARIDAD. La claridad se define como “la capacidad de percepción o comprensión de lo que es». Me gusta esta definición porque usa la palabra percepción. Esta palabra es crucial ya que la vida es lo que percibimos que es. Nosotros, como seres humanos, somos antenas gigantes que recopilan información todo el tiempo de todas las fuentes posibles: la temperatura de la habitación, los sonidos que nos rodean, las vibraciones en lugares y personas, lo que leemos, lo que escuchamos, lo que recordamos y la lista continúa. Percibimos la vida desde muchos, casi infinitos lugares lo que hace que sea casi imposible controlar las fuentes que nos influyen. Sin embargo, las antenas que usamos para percibir son pocas, de hecho muy pocas, y es precisamente ahí donde podemos crear un impacto tremendo en nuestra percepción, y por lo tanto en nuestras vidas, cuidando las antenas.

PRIMERO es nuestro cuerpo físico. En momentos como estos es fundamental que prestemos atención a nuestro cuerpo físico. Debemos entender que cuanto mejor lo cuidemos, más clara será la percepción que recibiremos de él. Piense en ello como una herramienta, te gusta cortar tus tomates con un cuchillo afilado, ¿verdad? Bueno, lo mismo pasa con nuestros cuerpos. Te voy a ofrecer dos elementos clave que mejorarán tu percepción del mundo a través de hábitos saludables con tu cuerpo físico. EJERCICIO DE 11 MINUTOS, sí, solo eso. 11 minutos son suficientes para causar un impacto y es mucho mejor que nada. Deja ir tu fantasía de 2 horas y media de ejercicios aeróbicos seguidos de levantamiento de pesas y luego una sesión de yoga, hazlos si puedes, pero asegúrate al menos 11 minutos diarios, 11 minutos negociables todos los días. Cualquiera tiene 11 minutos para hacer ejercicio y lo sabes. Es suficiente para causar impacto y suficientemente corto para evitar excusas. ¿Qué hacer? Saludos al sol, tantos como puedas encajar en 11 minutos, o cualquier práctica física que te guste. La próxima recomendación es, duerme, sí, duerme. Cuando no dormimos quedan muchas cosas sin terminar. No nos hacemos ningún favor cuando ampliamos nuestra jornada laboral hasta altas horas de la noche. O cuando repasamos una y otra vez nuestros problemas en la búsqueda de una solución a nuestros problemas. Si estás cansado, todo parece peor de lo que realmente es. Es un hecho científico. ¿Cómo dormir más? Empieza por crear patrones de sueño regulares, ve a la cama pase lo que pase a la misma hora y despierta pase lo que pase a la misma hora. Entre ambos debe haber al menos 6 horas. A esto súmale que no hay tiempo frente a la pantalla al menos una hora antes de ir a la cama y antes de eso, toma una ducha, no una ducha rápida, sino una ducha que te permita liberar. Mantente firme con esto y sentirás la diferencia.

SEGUNDO, tu mente. Si dejamos nuestra mente sin control, nos llevará a cualquier parte, y lo más probable es que sea una película de terror del futuro cercano más que un paseo por el parque con nuestro perro. Dicho esto, por cada dos horas de trabajo, descansa tu mente durante 7 minutos. En lugar de tomar ese café extra o hacer scroll por el feed de Instagram. Siéntate, cierre los ojos y respira profundamente. Usa una alarma para recordártelo y otra alarma para que sean realmente 7 minutos y no más. En esos minutos que tu respiración lo sea todo. Y luego vuelve al trabajo.

Y por último, tu ALMA. Debemos exponernos diariamente a la belleza. Cualquiera que sea tu concepto de belleza: amanecer, atardecer, un cachorro, tus hijos, un ser querido, un poema, un cuadro, una canción. Es un recordatorio de que no todo es complicado, que no todo está destinado a ser resuelto, que hay cosas simples y hermosas a nuestro alrededor, que solo tenemos que tomarnos el momento para ver. Agradece la belleza presente en tu vida.

Esto es todo, amigo mío, amiga mía. Haz esto por una semana, tómatelo en serio, necesitamos CLARIDAD y la claridad no vendrá como un regalo de Dios. Debemos trabajar para lograrla y, como acabas de leer, ni siquiera es tan difícil. ¡Así que vamos a por ella!

Pedro Misle.